Debemos estar completamente atentos al presente.
Sólo siendo conscientes del presente, nuestras manos sentirán el calor de la taza.
Sólo en el presente, aspiraremos el aroma del té, saborearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez.
Si estamos obsesionados por el pasado , dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar,
Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.
Con la vida ocurre lo mismo.
Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado.
Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad.
El pasado ya ha pasado.
Aprendamos de él y dejémoslo atrás.
Hagamos planes para el futuro, sobre todo en nuestro futuro lejano, pensemos en que vale pensar y creer.
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